¿Cómo fue este 2016 para las
organizaciones sociales y sindicales?
– No voy a decir nada novedoso: fue complicado y es complicado. Desde
los Noventa hay una ofensiva feroz que comienza con la caída del Muro pero que
no ha terminado, muy por el contrario, está en una nueva fase que es una
ofensiva del capital contra el trabajo, que después se expresa a través de los
tratados de libre comercio, de las multinacionales, la concentración de la
riqueza y el avance sobre las organizaciones populares, obreras, sobre los
derechos obreros.
Arrancamos este enero de 2016 con un golpe duro que fue la derrota del
proyecto chavista en las elecciones legislativas: se hicieron del poder
legislativo las fuerzas más reaccionarias. Días antes asumía en la República
Argentina Mauricio Macri y lanzaba una ofensiva que arrancó con los despidos de
los trabajadores públicos y con dos tendencias que marcaron la línea del
gobierno: bajó las retenciones a las mineras y al agro, a los ganadores
históricos de la distribución y despide trabajadores. Las mismas retenciones
que les bajaron a las empresas mineras, extractivas equivale al mismo dinero
que se destinaba a ocupar a los 12 mil trabajadores del Estado nacional.
-Una política que se fue extendiendo
por todo el continente
– Esta línea comienza a desarrollarse en América Latina con distintas
expresiones. A los pocos meses comienza el proceso en Brasil que termina en la
destitución de la presidenta Dilma Rousseff, Evo Morales pierde la consulta por
la reforma constitucional que le habilitaba la reelección. Asume Jimmy Morales
en Guatemala, que es más o menos un Tinelli. Lo recuerdo porque apenas asume
hay una situación de no cumplimiento de las convenciones de trabajo que se
habían firmado con los empleados estatales. Lo tenemos denunciado ante la OIT.
Con la CLATE hicimos una misión ahí, para acompañarlos en su lucha. En los
procesos electorales que se fueron dando, la derecha avanza. Sería tema de otra
charla analizar por qué llegamos a donde estamos.
Pero siempre ocurren cosas de la resistencia: ha sido un año de muchas
luchas, el Papa visitó México.
-Justo México, signado por el
Narco Estado
– Justo México, con todo lo que estaba ocurriendo, la violencia
institucional. Fue un triunfo del pueblo cubano la visita de Obama a Cuba, no
creo que haya sido un triunfo de los Estados Unidos, es un triunfo de ese
pueblo que resistió históricamente el bloqueo, que sostuvo una revolución, hizo
un trabajo contracultural contra el consumismo, yo soy un admirador del
heroísmo de ese pueblo. Estados Unidos pensó durante cincuenta años entrar como
un ejército invasor y tuvieron que entrar con un presidente y en el marco de la
diplomacia. Es el triunfo de esa pequeña isla, pequeña en su superficie pero
grande en su fortaleza de soberanía y de autonomía.
También hubo elecciones en Perú, luego de haber sufrido la traición
tremenda porque el pueblo peruano votó un gobierno que había llegado con un
discurso distinto y a poco de andar, el presidente Humala traicionó al pueblo.
Recomponerse de las traiciones no es sencillo para los pueblos pero con todo el
olfato y el instinto popular hubiera sido muy duro para todos si en Perú
hubiese ganado la hija de Fujimori, hubiese sido humillante. No se cuál será el
futuro con el presidente que ganó pero por lo menos se rechazó el pasado
representado por Fujimori, que fue un asesino en democracia.
-¿Y cuál es el desafío para la
militancia?
-La militancia, con nuestros más y nuestros menos, estamos en un
proceso de debate de lo que pasó. Nosotros como organización continental de
empleados públicos ponemos nuestro granito de arena para que ese debate se
instale.
Es muy importante el proceso de paz en Colombia, más allá del
plebiscito. Por unos pocos votos ganó el rechazo pero en los lugares donde
existió el enfrentamiento, el triunfo del sí a la paz era arrollador superando
el 70%.
-Ahí Cuba tuvo un rol
importante, ¿qué significa la muerte de Fidel para América Latina?
– Ha muerto uno de los hombres más importantes que ha tenido el siglo
en lo que es la defensa de la soberanía de los pueblos. Estamos frente a un
hombre que fue capaz de organizar a su pueblo y enfrentarse al imperio más
poderoso de la historia, se ha muerto un grande de la humanidad. Yo no provengo
del marxismo pero admiro la capacidad humana de un estratega de la talla de
Fidel Castro. En todos estos años que para los militantes han sido tiempos de
confusión, buscaba leer qué había escrito Fidel sobre eso, qué estaba opinando
Fidel; creo que lo que hay que hacer es recopilar todos sus escritos porque en
los próximos años va a ser muy importante leerlo porque fue una guía para todos
los militantes no sólo de América Latina sino del mundo. Será el faro que
tenemos para los próximos tiempos que no serán sencillos.
Tenemos dos frentes tremendos para pelear en los tiempos que vienen:
una es la defensa de los derechos laborales, el derecho a la sindicalización, a
que existan nuestros sindicatos, las leyes obreras, las convenciones colectivas
de trabajo. Hay un presidente como el de Paraguay que es capaz de decir el
mejor sindicato es el que no existe, mis empresas son prósperas porque no
permito el ingreso de sindicatos. El presidente de Argentina dijo que los
convenios colectivos son cosas del pasado, hay un ataque certero contra los
derechos de los trabajadores. En Brasil hay un ataque feroz contra el Estado
como un instrumento de distribución, un congelamiento de 20 años, 30 años de
las políticas públicas, eso es mortal, es el ajuste más feroz que se nos pueda
ocurrir.
El otro tema vinculado a la ofensiva del capital sobre el trabajo es la
cuestión de la lucha en defensa del planeta. En los últimos años los mayores
crímenes en el mundo son contra los ambientalistas y de todos los crímenes
contra los ambientalistas en el mundo, el 70% fueron en América Latina.
-Porque es el continente con
mayor biodiversidad del planeta
– Este año tuvimos el caso de las compañeras en Honduras, muchos de
ellos pasan por intentos de robos y sabemos que son sicarios que contratan las
mineras, cuando no los gobiernos o las fuerzas parapoliciales que se contratan
para eliminar a quienes luchan. Si uno ve cualquiera de los tratados de libre
comercio, que son el instrumento que el capital internacional ha elegido para
subordinar a nuestros pueblos y para terminar con nuestras soberanías y con lo
que existe de nuestros Estados, ese instrumento ataca los derechos laborales y
cualquier tipo de reglamentación que tenga que ver con defender el medio
ambiente.
-¿Y en ese sentido cómo viene a
jugar el triunfo de Trump?
– El triunfo de Trump es un problema para ellos también, no solamente
para nosotros. Y acá nos pasa parecido, cada vez más nuestras fuerzas políticas
mayoritarias se parecen a los republicanos y a los demócratas. Es muy difícil
distinguir las diferencias, salvo en lo retórico pero no en las medidas
concretas. Las transnacionales están sobre los Estados que sólo les sirven para
garantizar la represión y la instalación de sus plantas y la protección del
cerco perimetral, la impunidad de saquear y contaminar todos los territorios
pero también ahí están incluidos los Estados Unidos y los países centrales.
Cuando tenemos problemas con el fracking no lo tenemos solamente los paisanos
de Neuquén, también lo tienen ellos, también contaminan y saquean sus
territorios.
El capital no tiene patria, esto los latinos, los africanos, los
asiáticos lo sabemos, los estadounidenses vayan enterándose también que cuando
decimos no tiene patria tampoco es la patria de ellos, es una cosa abierta lo
que puede ocurrir en Estados Unidos, como también en Europa. Ojalá los
trabajadores tengamos un nuevo rol, nosotros estamos marchando hacia un nuevo
Congreso y en el temario proponemos la acción directa, si no estamos en
capacidad de coordinar acciones por sobre nuestros países, si el ajuste lo
peleamos aislados no hay ninguna posibilidad de ganar, de pararlo. Estamos en
un mundo convulsionado.
-Más complicado que nunca.
– Sí, porque hay un debilitamiento de los Estados y nosotros
resolvíamos nuestros conflictos a partir de nuestra relación y nuestra disputa
con el Estado y eso va desapareciendo y se van creando regiones del mundo sin
legislación donde el Estado el único rol que cumple es el Estado policía,
garante de defender las inversiones. Se nos abre una cancha importante: qué
herramienta necesitamos, nuestros modelos sindicales son de otra etapa del
Estado de Bienestar, del convenio por rama de actividad, la precarización
laboral era una cuestión prácticamente marginal, lo transnacional era para
algunos, todo eso ha cambiado y entonces tenemos que poner en debate sobre qué
forma toma el sindicato. Nunca fue estático, el sindicato se fue transformando
de acuerdo a lo que había que enfrentar. Vienen tiempos de mucha resistencia y
de mucha lucha pero acá estamos.
-La CLATE cumple 50 años.
– Que se haya mantenido 50 años es increíble y además fueron 50 años
muy difíciles: fue fundada en los Sesenta, después soportó todo el proceso de
dictaduras durísimas. Carlos Custer siempre nos cuenta lo que hacía la CLATE en
los primeros años: visitar cárceles y esconder y proteger a los compañeros.
Este año hemos trabajado una campaña que ha dado buenos resultados,
crecer e instalarnos en la base de «mi trabajo son tus derechos».
Somos empleados de nuestro pueblo. Cada puesto de trabajo que se pierde,
también se está perdiendo un derecho. Eso nos ha permitido llegar hasta los
municipios más pequeños de la geografía más remota de América Latina y el
Caribe. Terminamos el año con un trabajo de formación sobre los tratados de
libre comercio, se anotaron 600 compañeros. Estamos explorando esto de poder
formarnos en conjunto.
Otro tema clave es el sistema previsional de América Latina, en eso
estamos trabajando también. Otro hecho destacable fue el 21 de agosto en Chile,
la marcha contra las AFP, eran miles y miles de hombres, mujeres y jóvenes de
todos los oficios. Además es uno de los nichos de capital por el que vienen con
la intención de privatizar lo que todavía no está privatizados.
-Y la última pregunta: ¿Qué
enseñanzas dejó Héctor Méndez?
– Un agujero tremendo, un vacío tremendo, muy difícil de llenar. Yo
milité 27 años con él, perdimos un dirigente internacional muy importante. Era
un compañero con condiciones tremendas, una de las más grandes: nunca habló mal
de ningún compañero o compañera de lucha y eso no es poca cosa, ojalá todos los
militantes tuviéramos ese espíritu y ese corazón. Siempre trabajó por la unidad
aún en los momentos más difíciles. Era un compañero sentido por todos y todas,
era un compañero profundamente humano.