57 aniversario

"Mi trabajo son tus derechos"

Movimiento Obrero Internacional en el Encuentro Nacional de Jóvenes de ATE

Héctor Méndez, Secretario
de Prensa del Consejo Directivo Nacional de ATE y Secretario de la Presidencia
de la CLATE, le habló a los jóvenes compañeros presentes sobre la organización
internacional fundada por ATE y otros sindicatos del continente: «Nuestro
sindicato es uno de los miembros fundadores de la CLATE. Los países que la
conforman hoy son bastantes más de los que la fundamos. El nacimiento de la
organización fue en Chapadmalal, cerca de Mar del Plata, en 1967 por iniciativa
de organizaciones de trabajadores estatales fundamentalmente del Cono Sur:
Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. La CLATE nació como una organización
plural, democrática y unitaria».

 

Méndez analizó: «La
CLATE tuvo la virtud, el mérito, el capital de haber podido nuclear organizaciones
de estatales más allá de la pertenencia a otras organizaciones internacionales.
En la CLATE convivimos todos merced de los principios fundacionales y de una
férrea convicción de mantener la pluralidad. Esa declaración de principios fue
escrita en Chapadmalal por dos compañeros que se pasaron toda una noche
redactando el documento que al día siguiente sería discutido y aprobado por el
plenario. Uno de ellos era el compañero Carlos Custer, de ATE, y el otro era
Luis Iguini, de la COFE uruguaya. Para que quede clara la impronta pluralista
de la CLATE es bueno contar que Custer era de militancia peronista, mientras
que Iguini era militante del Partido Comunista de Uruguay. Entre los dos
hicieron una síntesis maravillosa que fue un puntapié inicial para el
pluralismo de la CLATE».

 

«La organización fue
atravesando distintas etapas, también en relación con lo que pasaba con los
gobiernos de América Latina. En los últimos años, y a partir del último
Congreso en Buenos Aires, la CLATE adquirió una nueva dinámica.
Fundamentalmente a partir de la decisión de la conducción de ATE, que buscó
impulsar a la CLATE hacia otros campos y terrenos en los que no habíamos
incursionado todavía», agregó el compañero.

 

«Como muchas
organizaciones internacionales de trabajadores, o como la totalidad, la CLATE
es una organización superestructural. Esto quiere decir que es una organización
que no hace asambleas en los lugares de trabajo, ni en donde participen todos
los dirigentes de un sindicato. Sin embargo, en los últimos años de trabajo,
hemos tomado algunas medidas que, sin dejar de caracterizar a la CLATE como una
superestructura, puedan lograr algún contacto más directo con las raíces de las
organizaciones que la componen. En ese sentido se comenzó a trabajar sobre la mejora
de las comunicaciones y se le dio un impulso fuerte a la formación de cuadros
dentro de la CLATE a nivel de toda la región», indicó el dirigente de ATE.

 

«En el tema
comunicacional se recuperó, repensó y rediseñó totalmente la página web de la
CLATE. Hace cinco años la web de la CLATE tenía un promedio de 200 consultas
por mes. Hoy el promedio subió a 36 mil consultas por mes. Se empezó a
trabajar, además, con todas las redes sociales. Se comenzaron a armar boletines
semanales de información que se distribuyen de manera electrónica. Se empezaron
a hacer producciones periodísticas y documentos para debate», detalló
Méndez. «La otra tarea, la de la formación de dirigentes, nos llevó a
crear el aula virtual de la CLATE. La formación presencial es muy buena y
genera lazos de fraternidad, pero tiene el inconveniente del costo económico.
Es muy caro juntar trabajadores de todo el continente en algún lugar de América
o el Caribe y tenerlos 15 días trabajando. Entonces apelamos a la tecnología y
armamos el aula virtual, que aunque nos está costando, está funcionando. No hay
una costumbre por parte de los dirigentes de los gremios estatales para usar
esa herramienta, pero lentamente el número va creciendo y confiamos en
ella», cerró el Secretario de la Presidencia de la CLATE.

 

Internacionales de la CTA

 

Bruno Dobrusin,
trabajador del CONICET y Colaborador de la Secretaría de Relaciones
Internacionales de la CTA, se encargó de realizar una introducción a la
coyuntura política internacional: «Lo que está pasando ahora, con el claro
giro a la derecha en América Latina, especialmente con el triunfo de Macri acá,
así como de la oposición en Venezuela, es que el continente se está realineando
con el resto del mundo. Básicamente, a lo largo y ancho del mundo, se dio desde
los años 80 un avance de los procesos neoliberales. Esto tiene que ver con
cambios en la presencia de empresas multinacionales, con rupturas en los pactos
sociales en Europa, que se habían construido en la posguerra. Después de la
Segunda Guerra Mundial, ante el miedo de muchos países de Europa Occidental de
que el Comunismo gane espacio en los lugares de trabajo, se llegó a pactos
entre empresarios y trabajadores con los que se aceptan altos niveles de
sindicalización, pleno empleo y un estado de bienestar, a cambio de evitar la
conflictividad y los procesos revolucionarios como el que se había dado en la
Unión Soviética».

 

«Todo esto empezó a
cambiar a fines de los 70 con la crisis del petróleo y en los 80 con el
gobierno británico de Margaret Tatcher, conocida aquí por la Guerra de
Malvinas, pero conocida por los británicos por ser quien aplicó uno de los
planes neoliberales más brutales de la historia, con la destrucción casi total
del sistema social y de relaciones laborales del Reino Unido. En los 80
también, pero en Estados Unidos, el presidente Ronald Reagan, que era un actor
de Hollywood, llegó a ser cabeza de Estado incluso a pesar de haber reconocido
públicamente que nunca había leído ni un solo libro. Reagan tenía la capacidad
de nunca quedar mal ante las cámaras, lo cual le permitió llevar adelante una
serie de políticas neoliberales salvajes», agregó Dobrusin.

 

El compañero además
comentó: «Todo ese proceso fue avanzando en los 90 y llegó al grueso de
la Unión Europea entrados los primeros años del nuevo siglo. América Latina, en
ese contexto, era casi una isla a partir de las elecciones de los gobiernos
progresistas. La perspectiva que nosotros tenemos es que esos gobiernos no
llegaron por arte de magia, sino que fue una combinación de factores. Uno muy
importante fue que nuestro continente también sufrió su proceso neoliberal que
fue enfrentado por luchas populares muy fuertes. La alta movilización social es
muy característica del continente. Es innumerable la cantidad de veces que
hemos ido a reuniones con movimientos sindicales de otros lugares del mundo en
los que nos dicen que nosotros somos la esperanza y una contracorriente a lo
que estaba ocurriendo en el resto del planeta». «El debate sobre por
qué todo esto está cambiando sigue abierto, pero creo que es importante el
factor económico que representaron el crecimiento fuerte que tuvieron China e
India. Ambos países crecen a una tasa aproximada del diez por ciento anual.
Eso, en el caso de China, hizo que en 20 años triplicara su PBI. Esto llevó a
250 millones de personas de ser campesinos a ser una pequeña clase media. Esto
generó que los países productores de alimentos como Argentina y otros países
latinoamericanos, así como los productores de petróleo y gas, pasen a vender
mucho más hacia esos destinos», explicó el trabajador del CONICET.

 

«Los procesos
progresistas de nuestro continente permitieron redistribuir el crecimiento
económico generado por esa explosión de ventas al exterior. Como parte de ese
crecimiento se dieron pactos sociales en los que muchas veces entraron
empresarios, sindicatos y demás. Esos pactos dependen mucho de que se mantenga
ese crecimiento económico, porque si no continúa, no queda otra que empezar a
tocar intereses clave. Ahí viene el debate de hasta dónde está un Gobierno
predispuesto a hacer la distribución o no de acuerdo a la correlación de
fuerzas y a la intencionalidad de los gobernantes. Lo que pasó en América
Latina desde el 2011 es que como producto de la crisis mundial que comenzó en
2007 y 2008, empezaron a caer las ventas al exterior», cerró Dobrusin.


«Los procesos progresistas de nuestro continente
permitieron redistribuir el crecimiento económico generado por esa explosión de
ventas al exterior. Como parte de ese crecimiento se dieron pactos sociales en
los que muchas veces entraron empresarios, sindicatos y demás. Esos pactos
dependen mucho de que se mantenga ese crecimiento económico, porque si no
continúa, no queda otra que empezar a tocar intereses clave. Ahí viene el
debate de hasta dónde está un Gobierno predispuesto a hacer la distribución o
no de acuerdo a la correlación de fuerzas y a la intencionalidad de los
gobernantes. Lo que pasó en América Latina desde el 2011 es que como producto
de la crisis mundial que comenzó en 2007 y 2008, empezaron a caer las ventas al
exterior», cerró Dobrusin. 

 

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