En un discurso pacífico, Dilma reconoció las
críticas de los manifestantes con respecto a los servicios públicos y dijo que
las movilizaciones que se están llevando a cabo en las principales ciudades de
Brasil son el camino correcto para transformar el país. Rousseff declaró que
necesita el apoyo de las Centrales Sindicales.

Los dirigentes sindicales presentaron una lista de reivindicaciones elaborada en los últimos días:
mejor calidad del transporte público y reducción de pasajes, más inversión en
educación y salud, retiro del Proyecto de Ley 4.300 -que reglamenta la
tercerización-, en discusión en el Congreso, aumento de las jubilaciones,
reforma agraria y reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales.

La presidenta escuchó a cada uno de los
representantes y dijo que las demandas serán negociadas «como un
todo» y se comprometió a anunciar la posición del gobierno con respecto a las
reivindicaciones de las centrales hasta el próximo mes de agosto.

Participaron del encuentro los representantes
de la Nueva Central Sindical de Trabajadores (NCST), Fuerza Sindical, Central
General de los Trabajadores de Brasil (CGTB), CSP-Conlutas, Central Única de
Trabajadores (CUT), Central de Trabajadores y Trabajadoras de Brasil (CTB),
Unión General de los Trabajadores (UGT), Central de los Sindicatos Brasileños
(CSB), además de técnicos del Departamento Intersindical de Estadísticas y
Estudios Socioeconómicos (Dieese).

Las centrales se reunirán el próximo 11 de
julio en una jornada de huelga para exigir mejores condiciones para los
trabajadores.

Escrito por: Grace Maciel

Publicado por: Diretoria de Imprensa/CSPB

Traducción: Samantha Sassi