A 71 años de haber sido adoptado la Declaración Universal de los Derechos Humanos por la Asamblea General de las Naciones Unidas, proclamando sus principios como «un ideal común para todos los pueblos y naciones», nos encontramos ante una América Latina y el Caribe violentada en todos sus derechos y políticamente dividida y vulnerable.

Por Ana Luz Gimenez, Secretaria de DD.HH. de la CLATE

Día  tras día somos testigos de cómo son atropellados los derechos fundamentales en cualquier parte del mundo, en especial en nuestra Región.  Nuestra América y el Caribe se caracteriza lamentablemente por una acentuada desigualdad en la distribución de la riqueza, de la tierra, al acceso a servicios de salud, a la vivienda, a la educación y al trabajo digno.

No existe voluntad clara  y firme por parte de los Estados para revertir esta acuciante realidad. A esto se suma la situación política. Latinoamérica se encuentra dividida y esa división la debilita. Los países de la región optan por estrategias individualistas, que no hace otra cosa que perjudicar enormemente a nuestros pueblos.

La turbulencia política que se vive en esta parte del continente no hace más que fortalecer a las potencias, al imperio. Pero en contrapartida alienta el espíritu, da un suspiro de esperanza que los pueblos ya no aceptan sometimiento y  lanza su grito de autodeterminación.

América Latina y el Caribe requieren de integración para su despegue, luchemos como trabajadores  para conquistar ese sueño.

«EL FUTURO PERTENECE A QUIENES CREEN EN LA BELLEZA DE SUS SUEÑOS » ELEANOR ROOSEVELT”