-¿Qué significado le da a este reciente Congreso de la CLATE, del cual ha sido elegido como presidente?
-Este fue un gran Congreso de la CLATE, por el momento político que viven nuestra región, América Latina y el Caribe, que es a mi entender de avance popular. Hay que tener en cuenta que participaron mas de 115 delegados congresales provenientes de 16 países de la región, sin contar con ningún tipo de financiamiento que no fuera el de cada organización adherida. Esto amplifica en mucho lo importante de la masividad que adquirió este Congreso. También es de destacar la presencia de dirigentes históricos y fundadores de CLATE, como Luis Iguini de COFE, de Uruguay, y Carlos Custer (Asociación Trabajadores del Estado, Argentina) quienes junto al compañero Elio de Melo, de la CSPB de Brasil, fueron homenajeados por su trayectoria sindical solidaria.
En lo que hace a nuestra presidencia es algo que en lo personal por supuesto me llena de satisfacción pero también de responsabilidad, y el reconocimiento a nuestra ATE, pionera regional en el sindicalismo, estatal coherente y combativa.
Además es importante el compartir un Consejo ejecutivo con hombres y mujeres de trayectoria , representatividad y gran valor para el movimiento de los trabajadores de América Latina y el Caribe.
-Cuáles son los problemas comunes a los estatales latinoamericanos y del Caribe? ¿En qué coinciden en cuanto a demandas y cuáles son las diferencias que se pueden dar según los distintos países que conforman la CLATE? ¿Pesa a favor el hecho de tener que tratar con gobiernos progresistas?
-Los problemas comunes son, en primer lugar, seguir trabajando en los despojos del Estado que dejo la ofensiva neoliberal, que padecieron nuestros países en la década de los noventa, salvo el caso de Cuba y Venezuela. Es decir, trabajamos en condiciones malas y las demandas de nuestros pueblos se multiplican y no siempre tenemos las herramientas para dar respuestas.
En relación a nuestras condiciones de trabajo, estamos comenzando a transitar tímidamente en la región por el camino de reivindicaciones básicas, como la vigencia de los Convenios colectivos de trabajo en el sector público. Esto que ha sido una lucha histórica de la CLATE y que se materializa con el convenio 151 y 154 de OIT, tiene una muy lenta instrumentación.
Lo cierto es que queremos avanzar mucho más en los derechos de los servidores públicos y pretendemos que los gobiernos lleven adelante un proceso de transformación de los instrumentos del Estado en sentido positivo, desandar lo del neoliberalismo y construir un modelo de Estado democrático y soberano.
En cuanto a relación con los gobiernos, sostenemos que duda son mejores que los que padecimos en los noventa y en sus discursos no son neoliberales. Sin embargo, no es fácil la relación, cuesta mucho que nos entendamos sobre los derechos de los trabajadores y la necesidad de cambios estructurales en el Estado, que no sean, por supuesto, una nueva receta del pasado.
-¿Cuáles son las premisas históricas que han marcado el camino de estos 45 años de la CLATE?
-La lucha por los derechos humanos, la democracia en nuestros países, la unión de nuestros pueblos, para construir una sociedad superior al capitalismo.
-¿Se puede hablar de la CLATE como un foro de confrontación contra los males comunes que afectan a los trabajadores del continente, o lo piensa también como una herramienta propositiva?
-Nosotros decimos que si en las democracias la única forma de participación que tenemos es la huelga y la movilización, allí estaremos y estamos cada día, pero que si en cambio, hay espacios para debatir y aportar nuestros saberes y experiencias y recibir la de los demás, nos encontraremos alentando decididamente esa participación. CLATE va a impulsar el debate sobre el rol del Estado y aportaremos para construir un Estado al servicio delos pueblos.