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56 aniversario

"Mi trabajo son tus derechos"

El valor de la palabra y la tarea periodística


Los mártires de todos los tiempos nos han legado sus palabras vivificantes y sus ejemplos de vida entregadas a un ideal superior. Son antorchas encendidas en el pensamiento y en el corazón de nuestros pueblos. 

                                                                                                         

Rindo homenaje al DIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO – 1º. DE MAYO, Y AL DIA MUNDIAL DE LA LIBERTAD DE PRENSA – 3 DE MAYO- Y  A  TODOS  LOS  MARTIRES DEL  MUNDO DEL TRABAJO Y DEL PERIODISMO LATINOAMERICANO – CARIBEÑO

 

Que La Asociación Nacional de Periodistas del Perú – LA ANP – lo conmemora con la siguiente consigna:

 

            – NO A LA INSEGURIDAD

            – NO A LA INTOLERANCIA

            – NO AL SECRETISMO

 

El diccionario Larousse nos dice que “El lenguaje es el empleo de la palabra para expresar las ideas. El lenguaje articulado pertenece sólo al hombre…Hay tres clases de lenguaje: el lenguaje hablado, el lenguaje escrito, y el lenguaje mímico…conjunto de señales que dan a entender una cosa…”

 

Los analistas científicos nos enriquecen afirmando: “EL LENGUAJE ES LA CAPACIDAD QUE TODA PERSONA TIENE  DE COMUNICARSE CON LOS DEMAS MEDIANTE SIGNOS ORALES Y, SI SU DESARROLLO CULTURAL LO PERMITE, TAMBIEN ESCRITOS. SE TRATA DE UNA FACULTAD HUMANA”.

 

La comunicación humana esta en la esencia de la vida, siendo participe privilegiado de la convivencia grupal y societaria. Y los signos que lo posibilitan, son  armas fundamentales de la lucha social, política, y  de la labor periodística. El empleo de la palabra en forma acertada y veraz, es parte de todo un secreto profesional.

 

Y siempre fue arma privilegiada de los grandes oradores como Demóstenes y otros.

 

Nada se ha vuelto tan esencial como el empleo de la palabra hablada y escrita.

 

Debe ser por eso que Parson, uno de los mártires de Chicago, vociferaba antes de su muerte en el patíbulo:

 

            “D e j a d   q u e   s e  e s c u c h e   l a  v o z  d e l  p u e b l o:

 

La palabra esta después del silencio, y tiene una riqueza especial, inmensa.

Pero cada palabra se corporiza en cada gesto humano. No son separables.

 

El lenguaje es una de las creaciones más originales de la vida humana. Su PODER tiene resonancia de siglos. Los científicos dicen que tiene una antigüedad que supera los 40.000 años. Es por lo tanto parte de nuestra novedad como especie humana.

 

La antropología cultural nos enseña que el lenguaje y el trabajo humano, conforman nuestra originalidad, y alrededor de estos componentes, se va incubando la cultura humana.

 

Por eso es tentador morir en defensa del lenguaje de un pueblo, y en defensa del trabajo, que esta relacionado directamente con la dignidad y los derechos humanos.

 

Eso explica en gran medida la conducta de los mártires de Chicago y de todo el mundo del trabajo, como también de los periodistas que han ofrecido sus vidas en aras de la verdad y de la LIBERTAD DE EXPRESION.

 

La cultura humana es inconcebible sin el lenguaje – sin las palabras – y sin el trabajo humano. Y tiene la riqueza de la variedad. Cada comunidad la amasa como se amasa el pan casero. Por eso existen como 6.000 lenguas en el planeta.

 

Difícilmente podamos medir el poder incalculable de cada palabra, que se asocia con el silencio y el gesto para rubricar la esencia de nuestra especie. Somos seres discursivos, somos parlanchines, y el silencio le da una solemnidad especial a cada palabra que pronunciamos. El gesto le otorga personalidad y le confiere carácter.

 

La palabra es germinadora por excelencia. Es el semillero natural de las ideas, de los pensamientos y comportamientos de cada generación y de cada época histórica.

 

Esta directamente relacionada con la tarea de crear un nuevo nivel de conciencia.

 

La palabra nos indica el camino del bien y de la felicidad, anhelo superior de todo ser humano. W. Goethe decía que “El hombre más feliz del mundo será aquel que sepa reconocer los méritos de los demás, y puede alegrarse del bien ajeno como si fuera propio”.

 

La palabra se instala en el corazón, en la inteligencia y en la imaginación de todo ser humano. Pareciera ser que nada es posible sin ella. La tecnología lo convierte en lenguaje digital. Y nos impone su código binario.

 

Los sentimientos nobles y perversos, las emociones mas  despreciables y sublimes, los pensamientos superficiales y profundos, los principios y los valores, las pasiones como la percepción de los fenómenos y de las cosas, y las acciones humanas destructivas y edificantes, se anidan en el inmenso océano de las palabras.

 

La realidad y la ficción son sus elementos vitales. La fuerza física y mental son sus motores. La memoria es su panal y su reservorio.

 

Las palabras tienen su propio señorío, y tienen el don de incrustarse en el vocabulario penetrando la intimidad del ser, convirtiéndose en parte substancial del metabolismo  del lenguaje.

 

El ABECEDARIO es el continente donde merodean las palabras y toma asiento el profundo significado que cada una de ellas tienen, de la A a la Z,  y que representan como realidad y como símbolo, cada partícula de la existencia y experiencia humana.

 

Sabiendo que somos seres simbólicos, las palabras sintetizan nuestro universo simbólico. Y son definitorios. Es que en ellas nos representamos y con ellas caminamos a lo largo de la vida, convirtiéndolas en experiencia y en riqueza de todo el proceso histórico. Por eso recordamos las palabras, los gestos y el silencio de nuestros mártires.

 

Cada palabra tiene su propia clave secreta. Esta en nosotros buscar descifrarla y conceptualizarla, ya que no podemos morir en silencio ante la afirmación de Heidegger, quien afirmaba que “Los conceptos matan la verdad y lo concreto”, y más bien, debemos dedicar todo un esfuerzo en cada generación , para hacer que las palabras y los conceptos partan de nuevo de la vida y regresen a la acción.Es decir, que recuperen su originalidad y autenticidad. Y sirvan para una real comunicación.

 

Es que la acción humana es la única vía que nos permite confirmar y reconfirmar el valor de las palabras. Por eso le damos un sentido especial a las conmemoraciones.

 

Es por ello que es fundamental reivindicar el valor de las palabras, ya que somos partícipes de un escenario donde los factores de poder – poder poderoso – prostituyen en forma sistemática el verdadero significado y valor de las palabras claves de nuestro proceso civilizatorio, y de nuestra tarea emancipadora.

 

Hoy estamos sometidos a una oleada de olvido: ESTAMOS OLVIDANDO A NUESTROS MARTIRES. Necesitamos recrear el profundo significado de la gesta del 1º.DE MAYO.

 

La cultura de las corporaciones transnacionales es una verdadera amenaza para la autonomía del lenguaje, y para la IDENTIDAD DE LA CLASE TRABAJADORA, ya que se dedica a prostituir las palabras generadoras de una conciencia crítica y política, y crea nuevas palabras – el capitalismo cognitivo incorpora la innovación en forma sistemática – en función de imponer su propio LENGUAJE CORPORATIVO, que responde a sus intereses mercantiles y a la lógica del mercado: LUCRAR.

 

Se propone establecer su propia hegemonía cultural, y reducir la capacidad creativa de las poblaciones y de los trabajadores. Busca condicionar el uso del lenguaje para fines corporativos.Y el buen luchador social, político, sindical, y trabajador periodista, debe percatarse de este desafío crucial del siglo XXI.

 

Palabras como dignidad humana, libertad verdadera, derechos humanos, solidaridad, justicia social, autonomía, , corresponsabilidad, evolución-revolución, soberanía, independencia, democracia participativa-protagónica,  liberación, pueblo, nación, sociedad, estado, explotación, opresión, esclavitud, militarismo, ecología, rebelión, individualismo, capitalismo, socialismo, ideología, política – estrategia, organización, unidad – integración, reivindicación, guerra – paz, y muchas otras palabras esenciales, necesitan readquirir su propia resonancia y su valor trascendente.

 

El  periodismo es una de las disciplinas que hacen culto de las palabras, utilizándolas con el sentido de la veracidad y conforme a su finalidad esencial: informar – comunicar – crear conciencia – fortalecer lazos – estrechar vínculos – hacer descubrir al otro la dimensión afectiva – subjetiva – objetiva de cada palabra hablada y escrita.

 

La verdad debe ser el arma fundamental de un luchador social-político-sindical, y de un periodista honesto, y consecuentemente, repudiar la mentira, y no caer en la desfachatez del no me importa.Todo lo que acontece en la vida, especialmente cuando afecta la dignidad humana, debe importarnos.

 

“LA VERDAD HOS HARA LIBRES” afirmaba Cristo.

 

Y el Mahatma Gandhi expresaba: “NO PUEDO TOLERAR LA MENOR CONCESION A LA MENTIRA…ESTOY DISPUESTO A RECHAZAR TODO LO QUE SE CONSIGA CON MENGUA DE LA VERDAD. ESTOY CONVENCIDO QUE NO HAY MAS RELIGION QUE LA VERDAD”.

 

Los trabajadores periodistas deben ser cultores y amigos de la verdad.

Los trabajadores periodistas saben que a un hombre y a una mujer se le conoce por sus palabras bien o mal dichas o escritas, y que la mentira es la proyección de su falsedad posible o encubierta, como también de su compromiso honesto-coherente.

 

Lao Tse decía que “Las palabras sinceras no son elegantes”, ya que no necesitan disfrazar la realidad y la verdad. No necesitan vestirse con la seda de la mona, ya que mona se queda.

 

Una de nuestras tragedias modernas, es que la carencia de ideas y de ideales, de fundamentos y de razones válidas, son sustituidas por palabras banales, pronunciadas a destiempo, con tono agresivo – descalificador, con el triste propósito de mediatizar la verdad, de sacralizar la mentira, de destruir al oponente, al adversario, o de servir a grandes intereses y confundir a la opinión pública.

 

Hoy en día se esta institucionalizando la diplomacia de la mentira y la caradurez del cinismo – hipocresía. La política internacional es un triste ejemplo. Y el monopolio-oligopolio de la dictadura mediática busca imponerlo a troche y moche.

 

Por eso debemos cuidarnos del poder de seducción de las palabras maquiavélicamente utilizadas. El neoliberalismo, y las corrientes de pensamiento dogmático y sectario, se han especializado en esta materia.

 

Es así como esta en marcha la GUERRA DE LAS MENTIRAS, atentando contra la buena fe, la inteligencia y la confiabilidad del ser humano y de la opinión pública.

 

Es que la mentira, el cinismo, la hipocresía y la deslealtad con la palabra que se emplea, genera un contexto que puede llegar a lo perverso, a lo ruin y a lo inicuo.

 

El verdadero periodista es el SEÑOR DE LAS PALABRAS, y no simplemente el transmisor de las pasiones humanas y mercenario al servicio de los poderes fácticos.

 

Por eso no es aceptable que las palabras sean utilizadas para encubrir el pensamiento, para torcer la voluntad y fracturar la verdad. El engaño tiene su grado de perversidad.

 

Una de los más grandes desafíos del periodismo del Siglo XXI, es dar la batalla para combatir la ignorancia, la falsa sabiduría y reencarnar la humildad. Es necesario partir de profundas convicciones para superar la mediocridad y avanzar hacia la excelencia.

 

Es vital poner a prueba el talento humano, ya que sin talento se impone el pragmatismo, la inmoralidad, la mediocridad, el oportunismo, la conducta mercenaria.

 

Pero existe otro gran riesgo. El talento sin honestidad. Como alertaba Simón Bolívar:

 

            “EL  T A L E N T O   SIN  P R O B I D A D   ES  UN   A Z O T E”.

 

El gran desafío es que las palabras estén en sintonía con los hechos, con las ideas, con los conceptos, con los pensamientos que efectivamente se siente, se ama, se predica y se esta dispuesto a defenderla con honor y hasta con la vida si es preciso, como lo hicieron en cada circunstancia nuestros miles y miles de mártires. Por todo ello es que están presentes en nuestra memoria colectiva la gesta de nuestros patriotas, el testimonio de los mártires de Chicago y todo el coraje cívico de las víctimas de Uchuraccay y de los periodistas del mundo entero..

 

El verdadero periodista asume a plenitud el pensamiento señero de José Ingenieros:

 

            “A C E R O   E N   L A   P A L A B R A  Y   D I A M A N T E  EN  L A  C O N D U C T A”

 

Las circunstancias nos permiten afirmar que la gran tarea del periodista SIGLO XXI, es machetear con la verdad, para limpiar de malezas el camino, con algunos senderos casi tenebrosos, ya que hasta Robert Redford afirmó en estos días que “Vivimos tiempos sombríos”.

 

“Con la verdad no ofendo ni temo”, decían el oriental José Gervasio Artigas y el cubano José Martí.

La entronización de la mentira ofende a la dignidad humana y atenta contra la búsqueda de la pacificación de los espíritus. Y lo peor: AHOGA A LA PAZ POSIBLE.

 

La gran tarea por lo tanto – “La vida es un mundo de tareas” -, es rescatar la decencia periodística, resguardar la coherencia entre lo que se siente, se piensa, se dice y se hace. Por eso es tan importante recordar la formulación de Buda, quien decía que “Somos lo que pensamos”, retrucado más tarde por el intrépido Charles Chaplin, quien sostenía que “PENSAMOS MUCHO Y SENTIMOS POCO”, y por sobre todo, registrar la genialidad de Eduardo Galeano, quien atrevidamente nos dice:

 

            “SOMOS LO QUE HACEMOS PARA CAMBIAR LO QUE SOMOS”.

 

ENTENDEMOS POR LO TANTO QUE LA GRAN TAREA DEL PERIODISTA EN EL MUNDO DE HOY, ES SER FIEL AL LENGUAJE PLURAL Y A LA PALABRA CREADORA, CON SU SIGNIFICANTE Y SIGNIFICADO SINGULAR , PARA RESCATAR LA VERDAD Y LA COHERENCIA, CON DISPOSICION DE LUCHAR EN FORMA PERMANENTE PARA CAMBIAR LO QUE SOMOS Y LO QUE ES PERENTORIO CAMBIAR.

 

Es ser fiel a la consigna sembrada por el Foro Social Mundial – FSM – :

 

            “O T R O   M U N D O   E S   P O S I B L E”.

 

Para que la verdad, la libertad de prensa, la comunicación humanizante, la justicia social, la democracia real, la paz universal, resplandezca en el horizonte de la humanidad.

 

Sólo así reivindicaremos plenamente a nuestros mártires de Chicago, RENDIREMOS NUESTRO HOMENAJE A LOS TRABAJADORES DEL MUNDO, hoy sometidos a una vil explotación, y conmemoraremos con hidalguía el DIA MUNDIAL DE LA LIBERTAD DE PRENSA, siempre amenazadas por los monopolios-oligopolios mediáticos.

 

Así se cumplirá la visión apocalíptica del mártir de Chicago – 1886 -Samuel Fielden:

 

            “LLEGARA UN TIEMPO EN QUE SOBRE LAS RUINAS DE LA CORRUPCION, SE LEVANTARA LA ESPLENDOROSA MAÑANA DEL MUNDO EMANCIPADO, LIBRE DE TODAS LAS MALDADES, DE TODOS LOS MONSTRUOSOS ANACRONISMOS DE NUESTRA EPOCA, Y DE NUESTRAS CADUCAS INSTITUCIONES”.

 

            (*) Rodolfo Romero Garcete es ex Secretario General Adjunto de la CLAT; ex Director General de la Universidad de los Trabajadores de América Latina (URAL); ex Presidente de la Comisión Latinoamericna de Defensa de los Derechos y Libertades de los Trabajadores y Pueblos de América Latina (CLADEHTL). En la actualidad es Asesor de la CNT de Paraguay.

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