El Comandante Hugo Chávez siempre ha tenido con su pueblo una relación de igual a igual. Responsable, apegada a la verdad, eludiendo triunfalismos estériles pero también evitando caer en escepticismos paralizantes. Desde aquellos días heroicos del levantamiento cívico militar de febrero de 1992, en que sentenció el «…por ahora…» hasta la actitud valiente gestada en pleno golpe gorila, cuando se plantó en La Orchila ante sus captores que lo intentaban asesinar, y no dio el brazo a torcer defendiendo hasta las últimas circunstancias el mandato otorgado por el bravo pueblo en las urnas.
La reciente comparecencia, antes del viaje a Cuba, anunciando, que la grave enfermedad que padece había reaparecido, más su posterior
anuncio -frente a cualquier eventualidad-, de abrir la puerta de la sucesión, y mencionar para ello el nombre de Nicolás Maduro, sirvieron para encender todas las alarmas sobre el futuro del Presidente.
Sin embargo, hubo que interpretar el hecho dramático con una dosis de positividad. Desde su perfil gigantesco de estadista latinoamericano y de todo el Tercer Mundo, Chávez proclamó que la única verdad es la realidad, y que cuando alguien como él carga sobre sus espaldas la tarea de gobernar para millones, debe tenerlo todo previsto. Por ello, frente a una circunstancia como la que marca la reiteración de su enfermedad, se vio obligado a fijar pautas por si hay que realizar una transición, para que sea lo más ordenada posible. Ni más ni menos.
El anuncio no significa que un líder revolucionario, con todo lo que él representa, se entregue fácilmente. El Comandante prometió dar batalla, como lo hizo siempre, y esto lo deben tener muy en cuenta sus enemigos dentro y fuera de Venezuela. ¿Entiende señor Obama?
Que nadie se equivoque ni intente desestabilización alguna, aprovechando un momento difícil pero no definitivo. Lo único que vence al tiempo, es la organización y en Venezuela Bolivariana hay suficiente pueblo organizado y consciente, dispuesto a evitar que la derecha fascista se vea tentada a una maniobra que resultará estéril.
Prueba de este avance popular indetenible, son los resultados del 7 de octubre y la reafirmación masiva del 16 de diciembre, cuando la oposición fue arrollada por el huracán chavista.
El actual momento determina varias posibilidades. El Presidente puede reponerse de su última operación y retornar antes del 10 de enero para asumir un nuevo mandato. O, en caso de verse obligado a una convalecencia más prolongada, recurrir a anticipar la transición. En ese caso, la figura de Maduro ex militante de la Liga Socialista y ex sindicalista- comenzará a recorrer un camino que asegure que la continuidad institucional quede intacta. En una u otra circunstancia, la Revolución Bolivariana, no tengamos duda de ello, seguirá profundizando su avance hacia el socialismo. Después de los resultados electorales, queda claro que la Revolución continúa gozando de buena salud, y ese impulso, más la impresionante solidaridad internacional hacia el Comandante, ayudarán a darle la fuerza necesaria para un pronto retorno a Miraflores.
En estas circunstancias,volvemos a reafirmar que:
Estamos con Chávez porque representa la unidad latinoamericana antiimperialista.
Estamos con Chávez porque nadie jamás hizo tanto por los humildes y condenados de la tierra, en tan poco tiempo.
Estamos con Chávez en las buenas y en las malas, porque su liderazgo nos convoca a seguir caminando hacia la segunda y definitiva independencia.
Estamos con Chávez y nos movilizaremos junto a ese pueblo bolivariano que lo defiende, porque los pueblos latinoamericanos siempre han demostrado ser generosos con quienes le han jurado lealtad, fidelidad, patriotismo.
Estamos con Chávez, porque significa la gran posibilidad de que el socialismo que ha comenzado a forjarse poco a poco en la Venezuela Bolivariana, pueda extenderse por todo el continente.