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"Mi trabajo son tus derechos"

URUGUAY:COFE analiza y propone en relación a la «reforma del Estado»

“Los trabajadores hemos manifestado en múltiples oportunidades (documentos oficiales de COFE y del IX congreso del PIT-CNT) que el Estado debe  transformarse, y para ello venimos realizando los máximos esfuerzos desde principios de 2005, realizando nuestra propia investigación sobre el Estado, su caracterización y los cambios necesarios”.[1]

«Tales actitudes hacen dudar de la buena voluntad de los interlocutores que terminan desmereciendo los ámbitos institucionales construidos para avanzar en acuerdos que redunden en mejorar las funciones públicas. Pero a su vez, sufrimos una campaña de desprestigio, también sistemática y que parece ser una política estratégica con el fin de debilitar a los trabajadores con un discurso que los responsabiliza de todos los males de la administración.»

«No cabe duda que se dejaron de lado las reformas de carácter programático, aquellas que buscarían los cambios en la esencia del Estado anterior, que a falta de mejor nombre se le denominó “Neoliberal”. Se emprendió en contrapartida, y sin mucho éxito, una reforma instrumental que se concentró en el cómo debe ser la gestión administrativa y no en el pará qué se buscarían tales cambios.»

«Las iniciativas se inspiraron en el paradigma de gerenciamiento y mirando hacia reformas que tuvieron impacto en los 90 y que se definen desde tal paradigma como exitosas y eficientes, como lo serían la neozelandesa, irlandesa o chilena. Sin embargo, se encontró con resistencias varias dentro del mismo gobierno para llevarla adelante, y en lo que hace al funcionariado público la resistencia fue mayor porque no coincidieron en el diagnóstico respecto a lo que funcionaba bien y mal dentro del Estado y, menos aún, en el programa de los cambios.»

«Uno de los  grandes  errores del gobierno, por ser sistemático y sin fundamento, es el culpar a los trabajadores públicos de  todos los problemas del funcionamiento del Estado, incluso buscando generar enfrentamientos entre trabajadores del sector público y privado.»

«En la reciente administración se renovaron los ímpetus por la reforma del Estado y el mismo Presidente Mujica desde antes de asumir puso el tema sobre el tapete y se rodeó de varios asesores particularmente exitosos en la gestión privada.»

«Efectivamente se vienen profundizando las reformas de corte privatizador, tanto en los servicios públicos como en las obras de infraestructura donde se propone legitimar el mecanismo de asociación público-privado de dudoso éxito en el país (i.e. Pluna-Varig; Pluna-Leadgate; etc.). La hipótesis de que la gestión privada es más eficiente que su homóloga pública, supuesto de la nueva reforma del Estado, no ha podido ser demostrado con experiencias que así lo acrediten.»

«La COFE ha rechazado las Reformas del Estado que amputan la capacidad de las instituciones públicas de planear estratégicamente la economía y de regular su funcionamiento. Por lo tanto, las privatizaciones que han sido cuestionadas en sendos plebiscitos por la ciudadanía deberían desterrarse. También es necesario terminar con las múltiples formas jurídicas de tercerizaciones, pseudo cooperativas, ONGs, organizaciones religiosas, etc., que sustituyen a los trabajadores en un pretendido Emprendedurismo, porque éstas son una forma encubierta de privatización.»

«No se reconocen, por supuesto, ninguna de las virtudes de una administración que permite funcionar al Estado en situaciones diversas y en la que la escasez de recursos es una constante.»

«Para nosotros los problemas de funcionamiento  se asocian con déficits varios, entre ellos la falta de recursos materiales y humanos suficientes y adecuados, en políticas que rescaten la experiencia institucional de las diferentes unidades ejecutoras, que respeten y atiendan las opiniones y la originalidad de los trabajadores que cumplen estas funciones en tiempos de abundancia y también de ajuste de cinturón. La carrera administrativa estuvo interrumpida durante mucho tiempo y todavía no logra articularse de forma aceitada, a la vez que los mandos políticos fueron omisos en tales aspectos y, en especial, en el cumplimiento de las leyes y normas respectivas que la regulan. Tales normas y leyes no deben entenderse como impedimento para llevar adelante un programa de gobierno, como es la creencia generalizada de muchos burócratas políticos, sino como garantía de procesos, resultados, derechos y obligaciones de los funcionarios y la sociedad en su conjunto. Como consecuencia llegamos a un punto de inflexión donde las exigencias se vuelven mandatos, so pena de poner en peligro funciones básicas del Estado.»

En síntesis…

La Reforma del Estado que vienen proponiendo los gobiernos progresistas no apunta a cambiar la relación Estado-Sociedad tal como aspiran los trabajadores, y para lo cual los sindicatos afiliados a COFE vienen aportando sus mejores esfuerzos e incluso renunciamientos varios.

Lejos de seguir los designios programáticos en línea con los eslóganes electorales de construir un “país productivo” y de atender la “emergencia social” en el sentido integrador, la Reforma fue “pragmática” y orientada a potenciar las relaciones mercantiles e individualistas en la sociedad. Se esperaba una redefinición de la modalidad de desarrollo del país que pasaba por fortalecer la autonomía relativa del Estado y el poder de decisión de los trabajadores y los sectores populares.

Los énfasis de la Reforma del Estado están en la gestión administrativa y se persigue el mejoramiento de la eficiencia, cada vez más atado a los criterios mercantiles y cortoplacistas, no existe un pensamiento estratégico que redunde en lograr objetivos democráticos, justos y solidarios.

En tal sentido, las consecuencias más conflictivas de la reforma son:

a)   el debilitamiento del Estado y su capacidad de hacer, fundamentalmente su papel productivo y regulador de la economía;

b)   por lo tanto, se potenció la primarización de la economía y su extranjerización con las consecuencias respectivas de concentración de los ingresos;

c)   el paradigma gerencialista que se busca para la nueva gestión administrativa va en contra de los valores de la función pública y los criterios de servicio que estaban en su base para darle paso a los ‘espíritus animales’ de la competencia mercantil; y,

d)   las reestructuras en ciernes prometen debilitamiento de los trabajadores públicos y sus organizaciones, de la estabilidad laboral y de su capacidad de incidir en las decisiones estratégicas de la sociedad.

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